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sábado, enero 26, 2008

La Alegre Subversión de los pibes del Casino

9 de noviembre de 2007. La patota del sindicato de marineros rompía la asamblea de los trabajadores y trabajadoras del Casino Flotante de Puerto Madero. De esa forma, los matones a sueldo de la empresa buscaban sacarse de encima al cuerpo de delegados, a las comisiones, y a toda la organización de base que se venía construyendo desde aquel 9 de enero de 2006, que le dio su nombre a la agrupación 901.

Enero de 2008. Más de 70 de días de acampe, movilizaciones, piquetes, enfrentamientos con la patota, la prefectura y la policía. Algunos laburantes están preocupados porque no alcanza la plata para llevar algo de comer a la familia, para pagar las deudas. Sin embargo, no bajan la frente. Al principio los despedidos eran alrededor de sesenta, pero sobre dos mil trabajadores, acataron la huelga más del 70 por ciento. Mulos, carneros, traidores, así llaman los compañeros a las ratas que obedecen sumisamente a la patronal y suben al barco estando las carpas abajo. Pero no son muchos, el núcleo duro de ellos además fue así siempre, desde el primer conflicto. Gente que lleva el rastrerismo en el alma.

Los pibes del casino tienen en su mayoría entre veintipico y treinta y pico de años. Jóvenes como cualquier otro, de barrio, de boliche, de la cancha. Unos cuantos con hijos chicos, con familias más o menos consolidadas.

La energía, la fuerza que transmiten es increíble. Para muchos de ellos el conflicto por la reincorporación de los injustamente despedidos ya se volvió un desafío personal, una cuestión de orgullo. Una actitud muy sana, y que debería ser imitada por tanta gente, tantos laburantes que ya perdieron su dignidad hace rato, con tantas derrotas y tanta ofensiva patronal. Lo que hoy predomina en el mundo es la resignación, el “qué se le va a hacer, no queda otra”. Por suerte, hay sectores que recuerdan que atrás de ese engranaje biológico al que fueron reducidos por el capitalismo, hay humanidad. Y con eso alcanza para salir a luchar. Hace unos cuantas décadas, esa era la fuerza motriz del movimiento socialista, que brotaba como agua de una fuente, inundando las calles del planeta con una marea roja, con el puño en alto, y un himno glorioso: La Internacional.

Lamentablemente, en el medio vinieron las derrotas, las represiones, las traiciones, la cooptación, las ilusiones en los líderes reformistas o nacionalistas. Esa organización que los trabajadores del mundo habían construído, que tantos mártires les había costado, fue aplastada, abandonada, integrada o entregada. Lo que antes eran sus herramientas de lucha, pasaron a ser más vallas de contención para la reproducción del capital, para los bolsillos de los empresarios. El sindicato pasó a ser, de la piedra angular del movimiento, a su enemigo más inmediato. En todos lados florecen ahora los cuerpos de delegados de base, las comisiones internas, como bastiones de organización de base contra la burocracia.

La fuerza arrolladora del conflicto del casino fue una luz en el medio de la oscuridad. Tal era su intensidad, que en todos los rincones del país, el nuevo movimiento obrero lo empezó a mirar con esperanza. Pero no solo eso: su altísimo nivel de politización, la claridad que lograron ir ganando los trabajadores y sus referentes, les permitió darse cuenta de que era necesario unificar todos esos bastiones elevando los conflictos a un plano nacional. Y eso fue exactamente lo que hicieron, al convocar al encuentro nacional de delegados, agrupaciones y activistas combativos y antiburocráticos, que ya se reunió dos veces sentando un precedente importantísimo.

Es cierto que el tiempo apremia: mientras más se prolongue el conflicto, más se van a drenar los bolsillos de los trabajadores. Por eso mismo es imprescindible aportar al fondo de huelga. Sin embargo, pese a todos los contratiempos, sigue teniendo un poder de convocatoria enorme, como demostró el chalecazo realizado en Parque Lezama el lunes 21 de enero.

Son infinitos los aspectos de este conflicto que se podrían desarrollar, extender, profundizar. Muchos de ellos son tratados por las prensas de las organizaciones de trabajadores, los partidos revolucionarios, etc., que vienen acompañando, contribuyendo y en algunos casos, dando importantes batallas políticas para conseguir el mejor rumbo posible, que permita un avance de conjunto para todo el movimiento obrero.

Probablemente muchas cuestiones vayan a ser retomadas en futuros artículos. Por ahora, alcanza con algunas muestras gráficas y líricas de la fuerza del conflicto.

Panorámica del chalecazo:

http://argentina.indymedia.org/uploads/2008/01/chalecazo_panoramica.jpg (mirar en tamaño grande)

Algunas canciones:

Señores yo trabajo en el casino Buenos Aires

Me duele todo el cuerpo y nunca paro de toser
Dejo la vida por el cuatro por dos
Si sigo asi yo me voy para el cajón
Lo único que me interesa es la reducción

Y dale alegría alegría a mi corazón
La fuerza de los pibes es mi obsesión
decías que el día de lucha no iba a venir
si estamos todos unidos vos no existir
ya vaaas a veeer
los pibes que vos echaste van a volver
ya vaaas a veer
el gobierno con nosotros no va a poder

Una reja me separa
De lo’ mulo’ y lo’ gerente’
Se van a querer matar
Vamos a subir
Con toda la gente
Que puto sos
Che mulo sos cagón
Los pibes estamo’ aca
Y vos subis igual
Nos vamos a encontrar
Alla en el comedor
Y los vamos a mataaar