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sábado, septiembre 02, 2006

El fascismo del siglo XXI

Blumberg, Macri, Pando, Neustad, Patti... Ruckauf, Rico, Bussi, Lopez Murphy, Sobisch, Hadad, Gelblum... y muchos etc...

¿Qué tienen en común todos esos especímenes?

Todos ellos exigen, indignados, “mano dura”. “Esto no va más”, se quejan histéricamente. “Estas cosas sólo pasan en la Argentina” “en el primer mundo sería distinto” (¿porqué no se van a EEUU y nos dejan en paz, entonces? Ah, claro, porque ahí ellos serían “sudacas” y los usarían de gatos)

Los sectores más egoístas, lo más repugnante de la clase media, media-alta y directamente alta, el mismo sector que lo volteó a Perón y proscribió al movimiento obrero en el 55, apoyó o se calló ante el golpe de estado de 1976, el que disfrutó hasta el hartazgo de cuantos modelos de “plata fácil” hubo en el país (sobre todo el de los años 90, que llevó al quiebre del aparato productivo nacional), el que se dejó engañar por Menem la primera vez y el que, siendo plenamente consciente de lo que había hecho, lo volvió a votar ¡otra vez! prolongando la vergüenza... el que salió a reclamar por sus ahorros en el 2001, aprovechándose del movimiento piquetero (que realmente necesitaba un cambio social profundo para mejorar sus terribles condiciones de vida) para lograr sus objetivos (“piquete y cacerola, la lucha es una sola”) y cuando los obtuvo se volvió contra su antiguo aliado (“estos negros de mierda que no me dejan ir a trabajar, deberían meterlos presos a todos”), esos mismos sectores, que se llaman a sí mismos “la sociedad” “la gente” “los ciudadanos” “la gente como uno” “la gente honrada” pretendiéndose el absoluto centro del universo, que a la vez es sinónimo de Argentina y más particularmente de Buenos Aires city... (y si vamos a ser específicos, de barrio norte, nada de considerar a Lugano, Villa Soldati...), este mismo sector, que no conforma ni el 10 por ciento de la verdadera población (y se ríe de la izquierda por ser “minoritaria”), que siempre sintió que el mundo había sido creado para él, que la naturaleza, el hombre y la tecnología debían obedecerle y servirle ciegamente... ese mismo sector, amargado, senil, soberbio, se arrojó estos últimos tiempos a una campaña contra la “inseguridad”, la que supuestamente sería el problema central del país (haciendo de cuenta que no existe el desempleo, los salarios miserables, un sistema educativo totalmente colapsado...), contra los “negros de mierda”, contra los “delincuentes”, contra los “zurdos que no me dejan ir a trabajar”...

La “inseguridad”, como bien la definió la agrupación Red Libertaria: es “inseguridad” cada vez que a algún burguesito trasnochado le roban el reloj en un semáforo, pero no es inseguridad cuando un obrero se cae de un andamio y se mata porque el patrón se quiso ahorrar gastos en seguridad laboral...

El último grito de la moda es pedir que aumenten las penas. Como a ese sector mediocre no le gusta ver a los sucios y harapientos desocupados, prefiere meterlos presos. Como no les gusta que los chicos de la calle les pidan monedas ¡bajemos la edad de imputabilidad!

Sobre este último punto vale la pena detenerse: “bajar la edad de imputabilidad” significa poder meter presos a los pibes de 16 años. ¿No nos suena el número 16 años de algún lado?... a ver, pensemos que pasaba hace 16 años... 2006-16=1990...

En 1990, hace 16 años, nacían los pibes que hoy Blumberg quiere volver imputables. Esos chicos nacían mayoritariamente en las enormes villas miseria que surgían por esa época. Pero ¿porqué surgían las villas? Seguramente no tenga NADA QUE VER con el cierre de fábricas, la pérdida de enormes cantidades de puestos de trabajo, la caída de los salarios, los aumentos de tarifas... NADA QUE VER con el neoliberalismo, la globalización, la irrupción de la “posmodernidad”...

O sea, Blumberg y el repugnante sector al que se hizo referencia, quieren encarcelar a los hijos del neoliberalismo... no les alcanza con haber hundido al país, vendido nuestro patrimonio, reprimido al pueblo, despedido a los trabajadores... ahora además quieren ver tras las rejas al producto de toda esa orgía ultracapitalista...

Demás está decir que Blumberg, la clase mediocre, los medios de comunicación (que azuzaron con su amarillismo todo este giro pro-represivo), no tienen nada que aportarle a nuestra patria ni a nuestro pueblo, sino más bien todo lo contrario: son parásitos, enemigos de toda idea de progreso, de igualdad, de libertad...

La grandeza de Latinoamérica solo es posible si las multitudes populares toman en sus manos su propio destino, a pesar, por fuera y en contra de los “manoduristas”, de las instituciones y leyes burguesas, de la patética y reaccionaria clase alta / media alta /media que sólo pueden pensar en su libertad de consumir... con el piquete y la huelga, con las movilizaciones, con las tomas de colegios, universidades, lugares de trabajo, con las puebladas, sólo recurriendo a todos los medios que tiene disponibles, el pueblo podrá poner fin a esta barbarie. Ya no habrá “inseguridad” cuando todos tengan trabajo, estudio, vivienda, alimentos, salud, educación, recreación, deporte, cultura, y todo eso que la minoría acomodada acapara para sí misma y niega a los demás.